Seguramente habrá explicaciones. Muchos ya las tienen. Será el relato del día después. Surgirá una (muchas) formas de interpretar qué pasó. La cabeza ya fría sin las tensiones, los enojos y las emociones del instante supremo de las urnas abriéndose dará su versión preclara. Los interlocutores buscarán la palabra justa para que los números no duelan tanto. O, en todo caso, para que sean tan filosos que causen una herida profunda y casi mortal. La política es así. Impiadosa. Siempre guarda rencor, pero también compasión y compresión. A veces, perdón, incluso.

Pero todas estas palabras y circunloquios se desmoronan cuando aparece una imagen que lo dice todo. Es ese instante en el que se inmortaliza la realidad. Eso ocurrió el domingo, minutos después de las 22, cuando los fotógrafos registraron la escena principal de la Casa de Gobierno. Vale la pena repasar esa imagen registrada en LA GACETA por Diego Aráoz.

En el centro de la escena aparece Osvaldo Jaldo. A su lado, a la derecha, aunque en un indisimulable segundo plano, el senador Juan Manzur. Unos centímetros más al costado de ambos, el vicegobernador Miguel Acevedo. Los tres estuvieron poniendo la cara “testimonialmente” en la lista que acababa de sacar el 50% de los votos. Hasta ahí cierta lógica respondía a la escena recreada. El hombro izquierdo cubierto por una camisa marrón tocaba el hombro del vicegobernador. Era el concejal Carlos Ale que representaba la puerta de la microescena inmediatamente posterior. En primer plano, la senadora Beatriz Ávila y a sus espaldas el ex intendente de Capital, Germán Alfaro.

Volvamos al centro. En una tercera fila, se alcanza a divisar el perfil del presidente del Concejo Deliberante, Fernando Juri. Ahora, regresemos a la primera fila. A la izquierda del mandatario provincial, su esposa, Ana María Grillo, e inmediatamente, los otros dos candidatos a diputados, que finalmente jurarán en ese cargo: Gladys Medina y Javier Noguera.

En una tercera fila alcanza a verse un mechón rubio que permite inferir que estuvo en la Casa de Gobierno la intendenta de la Capital, Rossana Chahla. De nuevo, con el diario del lunes, habrá muchas explicaciones para explicar su lugar. Pero lo cierto es que atrás, muy atrás, quedó relegada, lejos del rol de “Lady mayor”. A esas alturas del calor electoral puede que el protocolo se afloje un poco. De hecho las corbatas y los sacos quedaron en los roperos, pero semejante lugar tuvo un razonamiento previo.

Después vinieron las palabras que terminaron de subrayar todo. “Tucumán tiene tres senadores”, dijo Jaldo y puso un énfasis especial en destacar la presencia y el rol de la senadora Ávila. En otra ocasión se podría haber pensado que se trataba de una exageración. En esta oportunidad, no.

Una discusión bizantina estaba en marcha. En realidad, ya se había encendido el botón de la discordia mucho antes. Tal vez en el mismo momento en el que la intendenta Chahla había decidido no seguir las instrucciones electorales -y testimoniales- que había dictado el gobernador Jaldo.

De película

Mariano Cohn y Gastón Duprat son los dos directores del filme argentino Homo Argentum que tanta polémica desató de Ushuaia a La Quiaca. A lo largo de la película el espectador recibe 11 comportamientos típicos de los argentinos. Más de una escena describe a la sociedad argentina.

Esta semana que nunca más volverá tiene algo de eso. Hay escenas que condensan características propias de la política de nuestro país. Muestra además el vértigo con el que se desarrollan los acontecimientos. Casi no dan tiempo a la interpretación. Y, cuando esta destella por alguna razón, ya es tarde, otro hecho trascendental copa el escenario y manda el desván del olvido hechos que no hace mucho tiempo hubieran sido desencadenantes de verdaderos huracanes políticos. Hoy son sólo brisas.

Espejito, algoritmo

La intendenta de Capital se distrajo con los Tik Tok. No se la vio venir. Su imagen era lo más importante. “Espejito, espejito…”, repetía todos los días y los algoritmos le devolvían aplausos y pulgares hacia arriba. Hasta que llegaron las elecciones.

Ahora, después de la derrota en Capital, recibe mandobles por doquier. La zamarrean. Le cuestionan el trabajo realizado. Está claro que no es la única responsable porque los “dueños” de la Capital son demasiados, pero ella es la principal referente de la ciudad y esta quedó en manos de una fuerza que hasta hace dos años no existía. La Libertad Avanza dejó una bomba en la plaza Independencia y sus efectos se expanden tanto en las viviendas más onerosas como en los barrios más necesitados. Son muchos los responsables. “Hay que analizar en detalle lo que pasó. Pasaron cosas y las tenemos que analizar entre todos”, dijo Jaldo ante los periodistas Gabriela Baigorrí e Indalecio Sánchez en el programa “Panorama Tucumano” de LG Play. Y, también agregó: “unos trabajaron más que otros”.

Estas palabras no se le escaparon al mandatario provincial. Fueron prolijamente pensadas.

En el tira y afloje al que se sometió Chahla también se la vio sola en el centro del ring. No hubo concejales ni grandes figuras de la política comarcana saliendo a blandir la espada. Sus funcionarios, Luciano Chincarini y Alejandro Sangenis, fueron los escuderos principales. Manzur hizo mutis por el foro. Se había ido temprano porque esperaba sacarse la foto con el gran triunfo peronista en la provincia de Buenos Aires. Temprano se tuvo que poner el pijama y apagar la luz. Chahla dejó al descubierto su orfandad política.

El abrazo de Jaldei

El Gobernador sabe que trabajó para lograr tres bancas de diputado nacional. Sabe que el objetivo y el sueño se durmieron. Sin embargo, los números fueron irrefutables. Logró una cantidad de votos inesperada y un porcentaje que también superó las expectativas. Sobre ellos se sentó como Mcpato lo hace sobre sus millones. Y, así viajó a Buenos Aires. Con los bolsillos llenos de votos y considerándose uno de los grandes ganadores y terminó dando el abrazo más fuerte de la política opositora en la Casa Rosada. Se abrazó, sonrió e intercambió palabras con el presidente. Volvió Jaldei. En la entrevista antes citada dejó en claro los beneficios que le trajo ser dialoguista, actitud que no abandonará por Tucumán, explicó.

De héroe a villano

La otra escena para Cohn y Duprat tiene como protagonista al titular de La Libertad Avanza en Tucumán. El domingo pasado, Lisandro Catalán había logrado un gran triunfo en la provincia. Había sido el ingeniero del caos que sacudía al peronismo que había soñado con tres bancas y ahora tenía sólo dos. Las otras dos las había conseguido el Director Técnico Catalán que en pocos meses armó un equipo que se mostraba ganador. Pero además había sido el artífice de la Boleta Única Papel. Su “invento” había funcionado en todo el país. Y, como corolario de un domingo de fiesta: el presidente de la Nación, en público, había pronunciado su nombre agradeciéndole la gestión.

Duró cuatro días la alegría

El rumor, ese veneno corrosivo, tramposo y mentiroso se encargó de todo lo demás. Sin palabras. Sin sentencias. Sin opiniones. Tan sólo en 96 horas los rumores echaron al padre político de Catalán, Guillermo Francos, y a él mismo. No hubo palabras. Sólo renuncias, la de ellos. Y fue tan dañino y frío el procedimiento que ni leyeron sus dimisiones. Ya estaba Manuel Adorni sentado en la Jefatura de Gabinete. De héroe a villano en un santiamén. En el bolsillo de un saco quedaron guardadas las ideas para desarrollar hacia 2027 en Tucumán. Junto a esa papeleta estaba la tarjeta de embarque a Tucumán donde se iba a hacer la conferencia de prensa para exponer los sueños futuros.

Escena final

En Tucumán, la elección terminó, pero la película continúa. Las fotos cambian, los gestos se repiten y los algoritmos ya buscan nuevos protagonistas. La política se reacomoda con la misma velocidad con la que se desliza un dedo sobre la pantalla. En ese vértigo, los ganadores repasan la lección que nunca envejece y en dos años volverán a rendir: en la Argentina, la fama del poder dura lo que tarda en cargarse el próximo video.